No sólo de postres vive el hombre

Derrochan color vitaminas y minerales. Y es que, además de alegrar el plato y el paladar, las verduras son nuestro mejor pasaporte para vivir más y mejor. Y nada mejor que unas ollas GM para preparar nuestros platos de verduras.

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Sí, ya se que las verduras no tienen nada que ver con los postres, pero me apetecía hacer un post de algo que ahora está muy de moda, el estilo de vida saludable. Y que mejor que empezar hablando de las reinas de la vida sana, las verduras y hortalizas.

Todos sabemos que las verduras son buenas para nuestra salud y, sin embargo, las encuestas (como la realizada por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) ponen de manifiesto que comemos menos cantidad de la que se recomienda. Y, a medida que nos alejamos de la dieta mediterránea, la situación empeora.

Dado que cada vez hay más estudios que establecen una relación entre longevidad y alto consumo de verduras, merece la pena que hagamos un esfuerzo y las introduzcamos en nuestra dieta diaria.

Los beneficios que van a reportar a nuestra salud son enormes.

Por ejemplo, su alto contenido en agua nos ayuda a que estemos bien hidratados y eliminemos el exceso de líquidos y toxinas.

Son muy ricas en fibra, lo que combate el estreñimiento y es beneficioso para la prevención y tratamiento de algunas enfermedades como diabetes, obesidad, cáncer de colon y también para reducir los niveles de colesterol.

También son una fuente importante de antioxidantes, por lo que nos protegen frente a enfermedades degenerativas o cardiovasculares.

Y vienen muy bien en las dietas, ya que como apenas tienen grasa, facilitan la pérdida de peso. Y la verdad es que esto viene muy bien después de habernos comido un dulce.

Las instituciones y organismos de la salud recomiendan tomar 5 raciones de frutas y verduras al día, todos lo tenemos claro ya que nos lo recuerdan constantemente en los medios de comunicación para que lo tengamos muy presente.

Si nos centramos en las hortalizas, la cantidad mínima de la que se habla en las guías alimentarias es de 2 raciones al día (considerando que cada ración es de entre 150 y 200 gramos).

También se aconseja comer diferentes tipos de verduras y que, al menos una de las raciones, sea consumida en crudo. Si queremos disfrutar de unas verduras con el mejor sabor y la mayor cantidad de nutrientes posible, hemos de elegir aquellas que sean ecológicas, locales y de temporada.

Hoy en día, gracias a los cultivos de invernadero y las mejoras en la conservación y en el transporte de alimentos, podemos disfrutar de la mayoría de frutas y verduras durante todo el año.

Pero eso no nos puede hacer olvidar que comerlas en su época natural nos da importantes beneficios:

  • Son más baratas, ya que al haber más cantidad, los precios se reducen. Comprar productos de temporada puede suponerte un ahorro de hasta un 200%.
  • Tiene una mayor calidad nutricional, lo que permite aprovechar al máximo sus propiedades beneficiosas para la salud.
  • En la mesa, resultan más agradables y apetitosas, ya que se encuentran en el mejor momento respecto al aroma, sabor y textura.
  • Tienen un impacto medioambiental menor, porque no se usan recursos como invernaderos, transporte desde países lejanos, conservación en cámaras, etc.
  • En los últimos años, se ha experimentado un enorme crecimiento en la producción y demanda de las verduras ecológicas. Entre las causas de ello se encuentra, sobre todo, el hecho de que carezcan de restos de pesticidas y demás productos químicos que les añaden.
  • Además, según varios estudios, presentan más concentración de nutrientes y, al tener menos agua, se conservan mucho mejor y tienen un sabor más intenso.
  • A todo esto hay que añadir que la agricultura ecológica contribuye al aumento de la biodiversidad y disminuye la contaminación de aguas subterráneas y suelos al no utilizar productos químicos.  Si tenemos en cuenta que las verduras empiezan a perder nutrientes en cuanto son recolectadas, es fácil darse cuenta de lo importante que es, para aprovechar al máximo todo su valor nutritivo, que lleguen a nuestros platos lo antes posible.

De ahí que en los últimos años haya surgido con fuerza la tendencia Kilómetro Cero, que defiende el consumo de productos locales.

Otra ventaja de esta iniciativa es que reduce la huella ecológica de los productos ya que nos ahorramos el transporte.

De poco valdrá que una verdura sea muy rica en nutrientes y que tenga multitud de beneficios para nuestra salud sí a la hora de cocinarla destruimos gran parte de ellos.

Lo ideal es comer las verduras crudas. Sin embargo, como eso no es siempre posible, es aconsejable que tengamos en cuenta una serie de consejos que nos ayudarán a conservar la mayor cantidad de sus vitaminas y minerales:

La premisa general es cocer las verduras lo más rápido posible y con la menor cantidad de agua. Por eso, en lugar del hervido tradicional, opta por la cocción al vapor.

Las nuevas ollas GM programables tienen la opción, además de cocer a presión, de cocinar al vapor, a fuego lento o en su jugo, ideal para preservar todas esas esenciales vitaminas. Una herramienta como ésta te será de gran utilidad para preparar todo tipo de platos en el mínimo tiempo posible.

Sí hierves las verduras, no tires el agua ya que en ella se encuentra gran parte de las vitaminas. Puedes reutilizarla para preparar un caldo o una sopa.

No peles las hortalizas, muchas de las vitaminas se hallan en la piel. Lo mejor es limpiarlas con un cepillo suave. Corta las verduras justo antes de cocinarlas para evitar su oxidación y en trozos grandes, ya que de esa forma la proporción de superficie expuesta al agua será menor y se reducirá la pérdida de vitaminas.

Ten en cuenta que no todas las verduras requieren el mismo tiempo de cocción. Cocerlas juntas sólo servirá para eliminar las vitaminas de las de cocción más breve.

Limpias y frescas durante más tiempo.

Las verduras también pueden contaminarse con ciertos microorganismos y provocar enfermedades en las personas. El riesgo aumenta cuando se toman crudas, ya que no son sometidas a procesos de fritura o cocinado que acaban con las bacterias.

La solución es extremar las precauciones en la higiene y en el lavado. Esto también nos ayudará a eliminar los posibles restos de tierra que haya, insectos y residuos químicos.

El primer paso es comprar solamente aquellos productos que estén en buenas condiciones, que no tengan golpes ni huelan mal. Como son productos que se estropean muy pronto, es mejor comprar lo que vayamos a consumir en uno o dos días.

Si compras verduras que ya vienen limpias y cortadas, procura que no pase demasiado tiempo desde que las coges hasta que llegas a casa, ya que necesitan frío.

Lava las verduras con agua fría con unas gotitas de lejía apta para desinfectar agua, y después aclara varias veces. En vez de la lejía también se comercializan soluciones ya preparadas con un efecto bacteriológico.

¿Cómo hay que guardarlas? Aparte de la limpieza, también debemos preocuparnos por como las guardamos. Esto es importante ya que contribuirá a que mantengan sus propiedades durante más tiempo y, por lo tanto, no desecharemos tanta cantidad.

No todas las verduras deben guardarse en el frigorífico. Los tomates, los boniatos, los pimientos y las cebollas es mejor reservarlos en un lugar fresco y seco.

En la nevera, la mejor zona para guardar las verduras es en la parte inferior, de hecho, en la mayoría de los frigoríficos tienen reservado un espacio especial para ellas. Es importante controlar al lado de qué ponemos cada verdura. Nunca al de las manzanas ya que hacen que se marchiten antes.

Otra opción para conservar las verduras es que las congeles. Salvo los pepinos, los tomates o la lechuga que no lo soportan, la gran mayoría de verduras aguantan bien la congelación.

Y ahora que ya he terminado de daros la charla, que, ¿Os animáis a comer más verduras?

¡Hola, soy Ángela!

Aquí tienes mis aventuras culinarias. Con ingredientes sencillos y frescos, transformándolos en platos elegantes y sabrosos para disfrutar de la cocina cada día.

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