Bacalao con tomate

El bacalao es barato, fácil de cocinar y es un excelente complemento para una dieta saludable. Además si se acompaña de una salsa de tomate casera, es un plato muy completo nutricionalmente, además de una delicia.

El bacalao está disponible fresco, congelado o salado, y normalmente viene fileteado (aunque también lo puedes comprar entero). Si lo compras fresco, asegúrate de tenga una carne blanca, y que esté firme al tacto y no huela mal. Si está el pescado entero, debes mirar los ojos, que tienen que ser claros y brillantes, y las branquias deben ser de color rojo brillante.

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Si lo compras salado, asegúrate de desalarlo poniéndolo en agua 48 horas antes. Y si es congelado, descongélalo en el frigorífico unas horas antes.

Su carne blanca y firme es deliciosa al cocinarse. El sabor del bacalao es sutil y ligeramente dulce, y tiene muy pocas calorías por ración. Una porción de 100 gramos de bacalao fresco contiene sólo 85 calorías y ofrece proteínas y ácidos grasos omega 3 beneficiosos para la salud del corazón.

Lo más importante es saber cómo cocinar este pescado. La cocción de los filetes de bacalao debe ser sencilla y con un líquido para evitar que se sequen demasiado. Los filetes de bacalao al horno envueltos en papel de aluminio (en papillote) sacan lo mejor de su suave sabor.

El filete de bacalao es delicado pero se mantiene firme durante la cocción, por eso es perfecto para cocinarse al horno, al vapor o a la parrilla; aunque también se puede freír, escalfar o confitar.

La salsa de tomate que acompaña al pescado lo es todo para lograr un plato final delicioso. Es más rápido y sencillo optar por una salsa de tomate comprada, pero te recomiendo que la hagas en casa a partir de tomate triturado o tomates naturales; sofritos con cebolla, ajo y unas hierbas aromáticas.

Es muy sencillo y no se tarda tanto tiempo; el resultado final merece la pena.

Receta de bacalao con tomate

Tiempo de preparación: 10 minutos

Tiempo de cocción: 35 minutos

Tiempo total: 45 minutos

Raciones: 4 personas

Ingredientes

  • 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • 2 cebollas peladas y picadas
  • 1 diente de ajo, picado
  • 800 gramos de tomates triturados en lata (o tomates picados sin la piel ni las semillas)
  • 1 cucharada de pasta de tomate
  • 1 cucharadita de azúcar
  • 2 hojas de laurel
  • 1 cucharada de perejil fresco picado
  • Sal y pimienta negra recién molida, al gusto
  • 4 filetes de bacalao fresco (aprox. 150 gramos cada uno)

Elaboración

  1. Calienta el aceite en una sartén amplia antiadherente a fuego medio. Añade la cebolla picada y sofríela durante 5 minutos, hasta que se ablande. Agrega el ajo picado y sofríelo un par de minutos más.
  2. Incorpora el tomate triturado, la pasta de tomate, el azúcar, las hojas de laurel, y el perejil; sazónalo con sal y pimienta negra. Aumenta la temperatura hasta que llegue a ebullición y luego baja la temperatura para que cueza a fuego lento durante 15 minutos, o hasta que la salsa esté reducida.
  3. Lava y seca los filetes de bacalao, y elimina las espinas si las hay. Coloca los filetes de bacalao encima de la salsa, tápalo y continua la cocción a fuego lento durante 15 minutos más, hasta que el pescado esté cocido. Sabrás que está cocido cuando esté opaco.
  4. Retira las hojas de laurel y prueba la salsa. Añade más condimento si es necesario. Sirve el bacalao acompañado de la salsa de tomate.

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NOTAS

Si quieres darle ponerle una capa crujiente al bacalao, puedes enharinarlo y freírlo en un poco de aceite antes de añadirlo a la salsa; aunque esto añadirá más calorías al plato.

Cuando se cocina el bacalao, suele soltar bastante agua, así que suelo dejar la salsa de tomate bien reducida para que al poner los filetes encima, se hidrate.

No es necesario sazonar los filetes de bacalao, pues aunque es fresco (no salado) sigue teniendo un sabor a salado.

El azúcar es para que la salsa de tomate no esté tan ácida, pero si te gusta ese sabor ácido, puedes omitirlo.

Instrucciones de congelación: El pescado es apto para congelarlo una vez cocinado. Siempre debe estar en un recipiente hermético o en una bolsa de congelado. Descongélalo en la nevera y recaliéntalo hasta que esté bien caliente.

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