Pan casero sin amasar

En cualquier plato de cuchara, cualquier salsa o bocadillo, la clave es acompañarlo de un buen pan. Y no hay nada mejor que el pan casero; bueno si hay algo, un pan casero que no necesita amasado.

Si siempre has querido hacer tu propio pan en casa, pero nunca te has atrevido porque piensas que es difícil, que lleva demasiado tiempo o que no sabes utilizar la levadura, tengo muy buenas noticias para ti: Estás apunto de hacer pan como un profesional.

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Y lo vas a servir con tus platos favoritos, y recibirás los elogios de tu familia y amigos por igual, y la gente no va a poder creerse que lo has hecho tu solo. Este es tu momento Ibán Yarza, y vas a aprovecharlo.

Yo era como tú, no tenía paciencia para las recetas de pan, y por lo tanto, no hacía pan nunca. Hasta que descubrí esta receta que no necesita amasado. Simplemente hay que mezclar los ingredientes, dejarlo fermentar y hornearlo.

Y desde entonces hago este pan sin amasar 100 veces cada otoño e invierno, porque es una sensación maravillosa sacar tu propio pan del horno, especialmente cuando no has tenido que mover ni un músculo para amasarlo.

Si nunca has hecho esto antes, abróchate el cinturón. O más bien desabróchatelo, porque te va a encantar en toda su crujiente gloria.

Tiempo de preparación: 10 minutos

Tiempo de cocción: 45 minutos

Tiempo total: 55 minutos + 12 horas de tiempo de fermentación

Raciones: 8 personas

Ingredientes

  • 375 gramos de harina para todo uso
  • 1 y 1/2 cucharaditas de sal
  • 1/2 cucharadita de levadura seca instantánea
  • 360 ml de agua tibia

Elaboración

  1. En un recipiente grande, mezcla la harina, la sal y la levadura. Vierte el agua y remuévelo con una cuchara de madera hasta que se forme una masa gruesa y densa. Si necesitas un poco más de agua, agrega unas cuantas cucharadas más, lo suficiente para que se pueda manejar.
  2. Cubre el recipiente de la mezcla con film, y déjalo reposar de 12 a 18 horas a temperatura ambiente, en un lugar donde no haya corrientes de aire. Puedes dejarlo toda la noche.
  3. Precalienta el horno a 230ºC (calor arriba y abajo) 30 minutos antes de introducir la masa. Coloca una cazuela de hierro fundido (o cualquier otro recipiente apto para el horno) en el horno el tiempo de precalentado.
  4. En este punto, la masa debe haber doblado su volumen y estar bastante suelta, con pequeñas burbujas de aire. Coloca la masa sobre una superficie bien enharinada. Dale forma de bola y espolvorea harina por la superficie.
  5. Coloca la masa sobre papel vegetal y cúbrela con film mientras el recipiente se calienta. Retira el plástico y coloca la masa junto con el papel vegetal dentro de la cazuela, de forma que el papel cubra el fondo de la cazuela caliente (cuidado con la cazuela que estará muy caliente).
  6. Tapa la cazuela y hornea el pan durante 30 minutos. Quita la tapa y continua la cocción otros 10-15 minutos para que el exterior quede bien dorado y crujiente.

NOTAS

Si no tienes una cazuela de hierro fundido (que se pueda meter en el horno), solo necesitas un recipiente apto para el horno con tapa hermética. Asegúrate de comprobar que el recipiente que utilices se pueda calentar a 230 grados.

He probado esta receta con harina sin gluten y harina de trigo integral. En el caso de la harina sin gluten el resultado fue excelente. Se formó una corteza crujiente en el exterior, mientras que el interior era suave, aireado y un poco esponjoso. Algunas desventajas: el pan no subió tanto como la versión normal y, por supuesto, no tenía el mismo sabor.

Con el trigo integral conseguí un pan muy similar a la versión original. La textura de la masa era la misma, se elevaba igual, y tenía el mismo aspecto al salir del horno. La textura interior era más densa, con menos burbujas de aire. El sabor era un poco amargo y la textura era un poco arenosa, pero era de esperar con una harina de trigo integral.

¡Hola, soy Ángela!

Aquí tienes mis aventuras culinarias. Con ingredientes sencillos y frescos, transformándolos en platos elegantes y sabrosos para disfrutar de la cocina cada día.

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