Salsa bechamel fácil

La bechamel es una salsa francesa clásica, denominada una de las salsas madre porque es muy básica y constituye el punto de partida para muchas otras salsas.

Pero no te asustes por el hecho de que sea francesa y clásica. Lo bueno de la cocina francesa, es que empieza por cosas simples. Seguro que ya has hecho alguna vez bechamel sin saberlo.

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Aunque tenga fama de complicada, la bechamel es muy simple, sólo tiene tres ingredientes: Mantequilla, harina y leche. Sin embargo, el modo de combinarlos lo que los convierte en una salsa. Y hoy te voy a enseñar a hacer una salsa bechamel de la forma más fácil posible.

Su color es completamente blanco, y puede tener diferentes consistencias dependiendo de la proporción de mantequilla, harina y leche utilizada.

Proporción de harina, mantequilla y leche

Lo que añade espesor a una bechamel es la harina. Más harina lleva a una salsa más espesa, menos harina a una salsa más fina. La mantequilla ayuda a dispersar la harina sin que se formen grumos, y también la enriquece.

Generalmente, la proporción que se utiliza es de 1:1, o lo que es lo mismo, la misma cantidad de harina que de mantequilla. Estos ingredientes son mezclados hasta formar una pasta, y luego se vierte la leche caliente lentamente.

Para una bechamel simple, que pueda servir para pasta y verduras (espesada pero que se pueda verter), la proporción más básica es 1 y 1/2 cucharadas de mantequilla y harina, por cada 250 ml de leche. Si necesitas una salsa más espesa, puedes añadir hasta 3 cucharadas de mantequilla y harina por cada 250 ml de leche.

Prefiero pecar de demasiado espesa, porque siempre se puede diluir con más leche para obtener la consistencia deseada. Si la salsa resultante es demasiado fina, es más difícil espesarla.

Si esto sucede, hay que empezar de nuevo, volver a hacer un roux (la mezcla de mantequilla y harina) y luego verter la bechamel líquida mezclándolo todo bien hasta lograr la consistencia correcta. Pero si sigues estas instrucciones, no te equivocarás.

Tiempo de preparación: 5 minutos

Tiempo de cocción: 15 minutos

Tiempo total: 20 minutos

Raciones: 500 ml

Ingredientes

  • 500 ml de leche semidesnatada
  • 3 cucharadas de mantequilla derretida o aceite de oliva
  • 3 cucharadas de harina
  • Sal, al gusto

Elaboración

  1. Vierte la leche en un cazo y caliéntalo a fuego medio, hasta que empiece salir vapor, pero sin que llegue a ebullición.
  2. Pon la mantequilla en otro cazo y caliéntalo a fuego medio hasta que empiece a burbujear.
  3. Agrega la harina y mézclalo con la mantequilla hasta forma una pasta. Cocina la pasta de harina durante 1 minuto mientras lo remueves constantemente. Este paso de cocción es importante porque aquí es donde la harina cruda se cocina, aportando sabor.
  4. Retira la pasta del fuego y vierte la leche. Comienza agregando un chorrito de leche. Mézclalo todo hasta que espese. Añade otro chorrito y mézclalo de nuevo. Continúa así hasta que logres la consistencia que deseas. A medida que agregas más leche, es más fácil agregar más a la vez, y aún así obtener una mezcla suave.
  5. Vuelve a poner el cazo en el fuego y caliéntalo hasta que hierva a fuego lento, revolviéndolo todo el tiempo. Deja que cueza a fuego lento durante 1 minuto. Después retíralo y sazónalo al gusto. Fácil ¿verdad?

Notas

Si le añades queso, el queso actúa como un espesante extra, así que la consistencia de la bechamel tendría que ser más fina para que consiga la textura deseada, por ejemplo 1 cucharada de mantequilla y harina, por cada 250 ml de leche.

Si no vas a utilizar la salsa inmediatamente, puedes conservarla para usarla más tarde de dos maneras. Primero deja que enfríe a temperatura ambiente, y luego viértela en un recipiente hermético para conservarla en el frigorífico o congelarla.

Coloca un trozo de film tocando la superficie de la bechamel, esto evitará que se forme una capa dura. Puedes conservarla en frío durante 3 días, o congelarla hasta por 1 mes. Deja que se descongele toda la noche en la nevera, y caliéntala lentamente a fuego lento mientras lo remueves continuamente.

¡Hola, soy Ángela!

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